Otro de esos momentos guardados "para siempre" en el disco duro del cerebro, fue en un viaje al increible país de Venezuela. Muchas especies y casi todas para recordar, el gallito de roca, la infructuosa busqueda del guácharo, etc, etc.
Pero sin duda, por una infinidad de circunstancias, esta fue para mi la más excepcional.
Estábamos en los llanos, en una localidad llamada San Vicente de Apure.
El ancho apure, de unos 100 metros de ancho en San Vicente, se estrechó hasta los 3 metros al meternos por un "Caño" (una especie de sub-afluente, totalmente cubierto de vegetación y que en su parte más profunda y espesa, la luz del trópico desaparece casi por completo).
rio Apure a su paso por San Vicente.
Como decíamos, el rio se estrecha al meternos en el caño.
Este es el aspecto en la entrada del caño. Aquí todavía hay luz, pero unos metros más allá se hace la penumbra; el calor, la humedad y el silencio, roto solamente por algún pajarillo, la pértiga de nuestro barquero o el chapotear de algún caimán asustado por la barca, crea una atmósfera embriagadora.
Al meternos en el caño, la tensión se mastica en el ambiente; sudor, ojos abiertos como platos intentando localizar el más mínimo movimiento, prismáticos a media altura prestos a enfocar...
No me pude resistir a poner esta foto, aunque no me gusta poner fotos de personas y esta es muy mala, es una prueba evidente de la tensión al entrar al caño aunque sabíamos que nuestro objetivo solo lo podríamos localizar en lo más profundo y oscuro de la selva fluvial.
Unos minutos más tarde, después de algunos martines pescadores, caimanes y ramas obstaculizando el paso, nos encontrabamos en la zona propicia, la oscuridad y la excitación subía más y más. De repente.... una silueta azulada aparece en una orilla...
Un increible adulto de Agamí está delante de nosotros. La penumbra era tal que solo se podían hacer fotos con flash.
Otra imagen de esta increible garza.
Tras unos minutos mágicos deleitándonos con el animal, salimos de la oscura selva a un riachuelo más abierto, donde los comentarios de deleite y las felicitaciones no cesaron en un buen rato.
En esta fotografía, la flecha roja marca la salida del caño; da una idea de la oscuridad reinante en su interior.
Chapó Toni¡¡ fue , sin duda una gran observación, de hecho yo también iba a hacer una entrada de esta garza y de aquel, como tú dices, imborrable momento, pero creo lo has plasmado inmejorablemente.Por un momento he vuelto a los Llanos.Los recomiendo a todo el mundo.
ResponderEliminarGracias Pablo, lástima no tener foto del gallito... era para otra buena entrada...
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