Nuevo madrugón. El esfuerzo es inmensamente compensado con los amaneceres, que son cada día diferentes.
Las dos horitas en las que el local patch es "solo mío" (y de las vacas....), son indescriptibles.
Curiosamente, el joven Cuco estaba en el mismo pino que ayer, pero la luz era más amarillenta. Este pájaro es muy confiado, tanto, que resulta extraño. Se pasa todo el tiempo mirando hacia el suelo, cuando detecta una presa, se lanza a por ella, y retorna a su rama.
Todo sigue en sus sitio, los trigueros y los alcaudones atareados con sus pollos. Chovas, dos abejeros, jóvenes ratoneros y montones de Palomas torcaces llenan los campos.
Una breve parada de descanso en la playa, y vuelta para casa.
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